Tengo dieciséis años, dieciséis, dieciséis . . .
¿Qué me está pasando?, el miedo inunda mi cabeza … no quiero crecer, mucho menos cambiar.
Ya no es parte de la vida diaria esos recuerdos que parecieran tan cercanos, esas salidas a Pichidangui con mi familia, cuando mi hermano me asustaba diciéndome que majim bu iba a estar escondido por ahí y leyendo comics de spawn, cuando con mi hermana saliamos a comprar dulces de las spice girls, que tenían un sabor tan peculiar que hace unos días lo volví a sentir.
Ver que cada vez todo está más lejano y no me había dado cuenta que, ya no soy la misma niña que solía ser . . Que mi hermana ha madurado inmensamente y no es una relación asimétrica, sino que ya somos buenas amigas. Que mi hermano ya no es ese niño tímido que iba en cuarto medio, mi héroe . . sino que ahora es todo un hombre.
Ver los cambios que hemos sufrido me hace entender que sí, tengo dieciséis años, que nací un 3 de octubre de 1992 ; pero en mi interior no he crecido . . . ¿Acaso he de madurar y ser quien debería ser o es solo la sociedad la que ha transformado a los jóvenes en adultos?
Quizás es un capricho, o es un trance que cada hija menor debe sufrir, porque dejas ese nido en el cual te acoge ciento porciento y debes intentar volar . . . y caerás, te golpearás y tendrás ese apoyo. . . pero algún dia deberás crecer, aprender a volar por ti mismo para, finalmente, crear tu propio nido. . . Pero sé que aun no estoy preparada para volar, y que tengo todo el apoyo para tomarme el tiempo necesario. . . que mi cabeza no es clara como creía, y que debo crecer. . . ya que hay mucho camino por recorrer.
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